Peligrosamente humana

Vivo y me desvivo al son de los bailes de mi corazón. Sin máscaras, sin túnicas y sin más maquillaje que el que te pueden dar las sonrisas y el que muchas veces se desdibuja cuando surgen las lágrimas.

Aprendí a tener coraje, es decir, poner el corazón en todo mi peregrinaje, caminando descalza para poder sentir cada paso que daba. Me encontré con lugares oscuros, duros y fríos, por lugares que respiraban fragancia de nostalgia. De esa nostalgia que te acecha cuando te adentras en soledad en un bosque de inmensos arbustos y sin ningún riachuelo de agua.

celia-dominguez-motivacionNo podía beber, por mucho que tuviera sed, porque mi sed no se calma únicamente con el agua. Mi sed procede del alma. ¿Y sabes tú cómo le puedo dar de beber al alma? ¿Sabes tú cómo puedo saciar los deseos constantes de mi corazón?.

Peligrosamente vivo al son de los pasos de baile de mi corazón. Mas agradezco que soy humana, extremadamente y peligrosamente humana, como ese agua que emana y es abundancia. Abundancia de amor. Abundancia de dolor. Abundancia de todo y de cualquier tipo de sensación.

Reflejos de los destellos del sol iluminan el camino y es ahí cuando creo que puedo ver, a lo lejos, el manantial de agua. Pero la incertidumbre del futuro no la encuentro en el ahora.

Ahora arriesgo,  ahora camino, por el sendero que he elegido, con sed y con deseos de darle de beber a mi alma. Ahora, no miro atrás, hasta que pueda por fin llegar a mi lugar. Mientras me sumerjo en la sabiduría de Coelho, que como bien dice el maestro “si aún sigues vivo es porque todavía no has llegado a donde debías”.

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