Que sea la última vez

Que sea la última vez que te sientes culpable de las emociones de tus semejantes.

Que sea la última vez que dejas de hacer y vivir tu vida porque ello causa envidias y otras tonterías.

Que sea la última vez que no imprimes tu personalidad porque a los de tu alrededor les pueda molestar.

Has invertido mucho tiempo en conocerte, en saber quién eres y qué es lo que quieres, como para permitir a estas alturas que los comentarios ajenos te influyan. Brillas con luz propia y esas personas lo ven y lo saben, por eso te envidian, por su falta de carisma, así como su carencia de autoestima. Su poco amor a la infinitud de la vida les hace centrar sus esfuerzos en destruirte en lugar de construir sus propios cimientos. Ira desmedida hacia sí mismos por no tener la vida de sus sueños, por no haber sido valientes y arriesgarlo todo a una sola carta, a la carta que todo lo mueve y todo lo puede: la confianza en uno mismo.

photo-1429277005502-eed8e872fe52Tú, sigue caminando por el sendero que has elegido, con fuerza y con ímpetu por traspasar tus propios límites, por seguir creciendo y aprendiendo, pues de eso trata la vida, de aprender lecciones todos los días.

Manténte siempre alerta, pues cuando menos lo esperes, habrá alguien que intente difamarte, destruirte, o alejarte de tus seres queridos. Y cuando esto suceda, guarda por unos instantes silencio, mírate en el espejo, contempla tu belleza interna y perdónale porque aún no ha aprendido a quererse, todavía no ha descubierto que todos somos uno y que el daño que intenta causar subyace en él mismo. Aún no ha extraído el dolor que existe en su corazón, ni la rabia, ni el rencor. Todavía no ha aprendido a curarse, pues tan solo utiliza parches, que con un poco de aire se caen y dejan a relucir todas sus inseguridades. Perdónale, porque su falta de visión, de coherencia, y de conexión interna le impiden madurar y avanzar.

Tiene tanto miedo al sufrimiento y es tan débil por dentro, que prefiere causar dolor a emitir amor, prefiere sentir rabia y tristeza por las alegrías ajenas. Sus emociones le controlan de tal manera que pretende controlar la vida de los demás, inconsciente del ahora y del poco poder que posee sobre la fluidez de la vida. Vive en una mentira constante, intentando mostrar y demostrar que es feliz, y que es mejor que nadie. Pero nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie, tan solo estamos en diferentes estados evolutivos. Tú sigue caminando hacia el amor, dando amor, sintiendo amor… él ya fallecerá por su propio dolor interior.

Y si tus destellos de luz molestan, si tu vida causa celos y envidias, siéntete feliz, pues en el fondo solo tienen miradas de admiración para ti.

Que sea la última vez.

Buen camino, amigo.

Photo credit: Julia Caesar