Decir NO también es sinónimo de Amor

«No hay mayor esclavitud que decir sí

cuando se quiere decir no”  Baltasar Gracián

Me he pintado los labios rojos y he salido a la calle con el corazón dispuesto a abrir nuevos rincones y la sonrisa dispuesta a dejar huella. Antes de salir he colocado mi simpatía en el bolso, y he metido también los buenos modales. Camino siempre con una chaqueta bordada de valores y los pantalones están tejidos con un sinfín de principios. Me he peinado con humildad y mi perfume huele a dignidad. En los zapatos acumulo alguna que otra piedra, y en mi cartera sólo hay buenas y duras experiencias.

Mis manos son grandes, para acoger y recoger a quien me necesite por el camino. Siempre he sido de confiar y de decir sí antes que negar. Mas el ir con la cabeza en su sitio mirando hacia tus objetivos y tener claro cuáles son los cimientos que te forman y conforman, parece, quizá, no gustar.

photo-1445295029071-5151176738d0Siempre he sido de decir sí antes que negar, pero hoy con mis labios pintados de color rojo y mi chaqueta de valores estoy aprendiendo a decir NO, sin mucha más explicación. Pues quien te menosprecia no la merece, quien te amenaza no la entiende, quien te intenta manipular no la acepta y quien te culpa te volverá a culpar.

Di NO a las personas que te demuestran que no te quieren (aunque te estén diciendo lo contrario), di no a las situaciones que te hacen sentir mal, que no son éticas ni morales y que no te aportan ningún bienestar. Aprende a decir NO a lo que no deseas, por mucho que eso conlleve alejarte de círculos cómodos y conocidos. No aceptes algo que no mereces, ni cargues con la mochila de carencias de otras personas. No permitas que alguien te menosprecie o te haga sentir culpable mientras asume un papel de víctima, tú no eres el responsable.

Di NO a las personas y entornos tóxicos, a la gente que sólo se queja y no pone su granito de arena para mejorar la sociedad.

Di NO a las personas que aparecen y desaparecen sólo por su propio interés, y a las que, pobres de ellas, se dejan llevar como el viento y manipular.

Tú eres valiente, fuerte y sensible, eres humana y a veces mundana. Jamás debes permitir SER lo que no eres por complacer a otras personas; ni inclinar la cabeza por creer en ti, ni dar un paso atrás cuando quieres avanzar y evolucionar.

Decir NO a ciertas situaciones es sinónimo de respeto y AMOR hacia uno mismo, de autoconfianza, y de valor personal. Valórate para que te puedan valorar y respetar los demás.

Tú ya eres valiosa y poderosa, construida de retales de experiencias y de emociones intensas. Jamás debes permitir perder tu dignidad, ni temblar ante un bravucón lleno de odio y de dolor.

Aprende mujer, desde hoy, a decir bien fuerte con tus labios pintados de rojo: NO.

Photo credit: Léa Dubedout

Que sea la última vez

Que sea la última vez que te sientes culpable de las emociones de tus semejantes.

Que sea la última vez que dejas de hacer y vivir tu vida porque ello causa envidias y otras tonterías.

Que sea la última vez que no imprimes tu personalidad porque a los de tu alrededor les pueda molestar.

Has invertido mucho tiempo en conocerte, en saber quién eres y qué es lo que quieres, como para permitir a estas alturas que los comentarios ajenos te influyan. Brillas con luz propia y esas personas lo ven y lo saben, por eso te envidian, por su falta de carisma, así como su carencia de autoestima. Su poco amor a la infinitud de la vida les hace centrar sus esfuerzos en destruirte en lugar de construir sus propios cimientos. Ira desmedida hacia sí mismos por no tener la vida de sus sueños, por no haber sido valientes y arriesgarlo todo a una sola carta, a la carta que todo lo mueve y todo lo puede: la confianza en uno mismo.

photo-1429277005502-eed8e872fe52Tú, sigue caminando por el sendero que has elegido, con fuerza y con ímpetu por traspasar tus propios límites, por seguir creciendo y aprendiendo, pues de eso trata la vida, de aprender lecciones todos los días.

Manténte siempre alerta, pues cuando menos lo esperes, habrá alguien que intente difamarte, destruirte, o alejarte de tus seres queridos. Y cuando esto suceda, guarda por unos instantes silencio, mírate en el espejo, contempla tu belleza interna y perdónale porque aún no ha aprendido a quererse, todavía no ha descubierto que todos somos uno y que el daño que intenta causar subyace en él mismo. Aún no ha extraído el dolor que existe en su corazón, ni la rabia, ni el rencor. Todavía no ha aprendido a curarse, pues tan solo utiliza parches, que con un poco de aire se caen y dejan a relucir todas sus inseguridades. Perdónale, porque su falta de visión, de coherencia, y de conexión interna le impiden madurar y avanzar.

Tiene tanto miedo al sufrimiento y es tan débil por dentro, que prefiere causar dolor a emitir amor, prefiere sentir rabia y tristeza por las alegrías ajenas. Sus emociones le controlan de tal manera que pretende controlar la vida de los demás, inconsciente del ahora y del poco poder que posee sobre la fluidez de la vida. Vive en una mentira constante, intentando mostrar y demostrar que es feliz, y que es mejor que nadie. Pero nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie, tan solo estamos en diferentes estados evolutivos. Tú sigue caminando hacia el amor, dando amor, sintiendo amor… él ya fallecerá por su propio dolor interior.

Y si tus destellos de luz molestan, si tu vida causa celos y envidias, siéntete feliz, pues en el fondo solo tienen miradas de admiración para ti.

Que sea la última vez.

Buen camino, amigo.

Photo credit: Julia Caesar

Latigazos verbales

Carta abierta al HERIDOR EMOCIONAL:

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Hoy vengo a decirte adiós. Adiós a tus palabras que se clavan como espadas.

A tus constantes reproches por no ser quien tú quieres que sea, por no darte el control sobre mi vida, ni otorgarte más poder sobre mi.

Adiós a esos dardos que lanzas empapados del agridulce veneno del resentimiento. Me apuntan a mi, pero acaban rebotando en ti.

No quiero seguir luchando con tus latigazos verbales, esos que das sin motivo, esos son el motivo. Me he cansado de rebatir lo que no merece la pena ni parafrasear. Ya no tengo fuerzas para dejarme arrollar por el remolino emocional de tus frustraciones.

Mi SER se agota con tu TENER.

Mi interior escupe las creencias que pretendes instalar en mi.

Mis cimientos son fuertes, me ha costado mucho tiempo construir la mejor versión de mi, entenderás que no voy a dejar que des ni un paso más. No te puedo permitir que destruyas mi autoconfianza, ni tolerar que me hagas dudar de mis firmes convicciones. Mis valores no te autorizan a que los infravalores.

He aprendido que no es mi camino el que te molesta, no soy yo, esto no va conmigo querido amigo. Eres tú, el que no está contento contigo, el que pretende robar mi destino. El que vive porque hay que vivir sin encontrarle el auténtico sentido a la vida.

Hoy vengo a decirte adiós. Hoy, por fin, ME SANO DE TI.

Foto: libro «Gente tóxica» – Bernardo Stamateas